29 diciembre 2009
El 2009 comenzó con novedades profesionales para mí. Mi familia apoyó mi decisión de seguir formándome en mi campo y desde febrero, empecé una relación con la EOI. Pronto se abrió delante de mis ojos un nuevo mundo de oportunidades profesionales y relaciones personales. Por fin tenía objetivos e inquietudes semanalmente. De nuevo resurgía mi personalidad inquieta, buscando nuevos retos y desafíos.
Happy y yo continuamos descubriendo la city, con sus pros y sus contras, pero casi siempre con sonrisas. Los chicos de Albur nos dieron nuevas ideas, alegrías y compartimos juntos muchos y muy buenos momentos.
Los 30 llegaron y lo celebré donde perdí parte de mí, y donde gané seguridad y fuerza: en mi rincón madrileño. Muchos me sorprendieron al acudir tan lejos de la city, y pocAs me decepcionaron por sus ausencias, poco, mucho o nada justificadas, pero ausencias, en mayúsculas, en grande porque las consideraba grandes y ahora mismo son pequeñas y lejanas en mi vida. Fallaron las incondicionales. Pero estaban todos o casi todos, los policías y peluqueras, mi Happy inseparable, Albur al completo, el hombre-demo y su compañera, y the Boss, como siempre, apoyándome.
Después de cambiar de decena, otro desafío más: decidí trasladarme al centro, gracias a Swetty, la hermana de Happy y su gran hospitalidad y ayuda. Ella, nuestra consejera incondicional me echaba una mano (sino las dos) para poder dejar el nido familiar y tener una vida fuera de mi coche. Mientras ella volaba a París sin billete de vuelta, yo viviría en pleno centro y Happy siempre me haría compañía.
Patt irrumpía en nuestras vidas con sus historias de lágrimas y desamor, poniendome un reto ante mis narices. Todos caían rendidos ante ella, pero no caía el más cobarde...
El verano dejó huella en Alicante con La Sirena, Pequeña S, Happy y yo bañándonos en las aguas cálidas de Mil Palmeras y viviendo mil aventuras. Era el principio de una gran apuesta: mi dieta. Más de 3 meses con 1.000 calorías diarias, sin alcohol y sin dulces pusieron a prueba mi fuerza de voluntad.
Barcelona marcó un antes y un después en mi vida. Patt, Pequeña S, Happy y yo embarcamos nuestras vidas rumbo a la ciudad condal y descubrimos el mundo de los pitufos maquineros. Energía, vitalidad, mucha música y muchos momentos entrañables se grabaron en nuestras memorias. Pero lo que marcó mi vida fue el cobarde adios que me dió una de las personas a las que más tiempo le he dedicado en estos últimos años. Ella, la enfadica, la egoísta y la más traidora, ponía punto y final a nuestra relación. Y yo, simplemente lo consentí porque no merece la pena seguir con una relación que sólo crece en un sentido. Adios.
Al volver, mi gran reto del año, se veía cumplido: 7 kilos menos, una cara más guapa y un cuerpo más estilizado eran mi nueva seña de identidad.
Y entonces llegó la noche donde una voz, una cara, un torso y unas risas me hicieron estar pendientes de tí esa noche. La Colonia, romper tu lamparita de noche, Jazzville, Santoña, tu paro, Cines Victoria, Mercado de San Miguel, ir en moto a Prádena, presentaciones de tus amigos, El Cavernícola, bizcochos, hamburguesas, concierto de Los Secretos, el transformador de mi pc, la batería de mi coche, mil pelis en el sofá, inglés, inglés y más inglés, linkedin, la caña, tus motos, Mercadona, Soto, El Retiro y mil momentos más, son el resumen de nuestros momentos del 2009.
Días de risas, de ser nosotros mismos, de perdernos con nuestras cosas, de querer más el uno del otro, han hecho que pasemos una estación del año juntos, y que empecemos el nuevo año también juntos, y como dirían Los Secretos, "pero a tu lado".
Adios 2009, bienvenido 2010.
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